Una vez allí nos dividimos en tres grupos, cada uno de los cuales comenzaría haciendo una actividad diferente en cada una de las tres rotaciones que se organizaron. Las tres propuestas eran muy diferentes pero muy atractivas a la vez, y fueron las siguientes:
- Ruta en raquetas de nieve: un pequeño paseo puerto arriba experimentando lo que es caminar con raquetas en la nieve, tanto por los caminos ya creados como por nieve virgen.
- Construcción de iglús: cooperando entre todos para tratar levantar un pequeño habitáculo de nieve, emulando a los mismísimos esquimales.
- Deslizamientos en trineo: divertidas bajadas por una ladera en trineos por parejas o en “culonieves”, una mezcla de risas, adrenalina y algún que otro revolcón.
Todo el mundo pasó por las tres actividades, dos por la mañana y una tras la comida. Y la verdad que disfrutamos como niños y el tiempo nos respetó (más allá del frío intenso pero soportable). En definitiva una jornada de risas y agradable convivencia, con la nieve como excusa y las ganas de pasarlo bien como principal acicate.